Sabiñánigo fue durante siglos una pequeña aldea perteneciente a la comarca de El Serrablo.
Una de las villas romanas más importante de las que se levantaron a orillas del río Gállego. Por ella pasaba un tramo de la calzada romana que unía Osca con los baños termales de Panticosa.
Es una localidad de carácter industrial con poco interés monumental pero, aún así, uno de sus puntos fuertes es la oferta turística.
Forma parte de la ‘Ruta de Serrablo’, un recorrido por numerosas muestras artísticas del románico del Bajo Aragón. Un conjunto de unas 14 pequeñas iglesias construidas en la Edad Media con el Mozárabe, Prerománico y Románico como estilos dominantes. Una visita obligatoria para comprenderla al 100% la esencia de estas tierras aragonesas.
El municipio oscense sobre todo destaca por la oferta deportiva y su fantástico entorno natural.
Sabiñánigo cuenta con una ubicación estratégica desde la que el acceso a las principales estaciones de esquí de Astún, Candanchú y Formigal es perfecto, así que si te gusta esquiar aprovecha para hacer una escapadita durante los meses de invierno.
Pero el deporte estrella por el que es conocido Sabiñánigo es el ciclismo. Todos los años se celebra uno de los acontecimientos más importantes de toda Europa, la Marcha Cicloturista Quebrantahuesos, donde se dan cita más de 12.000 corredores para realizar un recorrido de unos 200 kilómetros con casi 4.000 metros de desnivel. Una auténtica aventura!!!
En Sabiñánigo también podemos visitar Pirenaium, un parque en miniatura con representación a escala de más de 120 espacios naturales y edificios emblemáticos del Pirineo aragonés.
En el museo ‘Ángel Orensanz y Artes de Serrablo’ inaugurado en 1979 hay recopilada una buena muestra de enseres y herramientas de la vida cotidiana mediante los que es posible ver la dura vida que llevaron sus habitantes siglos atrás. Cuenta además con dos estancias una dedicadas a la medicina tradicional y otra los trajes típicos de la zona.
Otro museo, el ‘Museo de Dibujo’ de Julio Gavín, ubicado en el Castillo de Larrés se recogen alrededor de 350 obras de artistas como Dalí, Zuloaga, Mingote o Ibáñez y otros tantos aragoneses.
Uno de los edificios más emblemáticos es el Molino de Periel abierto en 1923 como tienda de ultramarinos y panadería. Hoy es un centro cultural y de divulgación del proceso de elaboración de la harina. Lo más destacado es la maquinaria de molturación.
El dolmen de Ibirque, el Zoque de Santa Orosia, la iglesia de San Hipólito o la de San Pedro de Lárrede también son de vista obligada.
Sabiñánigo es una población rodeada de ríos, valles y un entorno natural con unos paisajes espectaculares ideales para hacer senderismo como es el caso de la ruta GR-16 que va de Biescas a Nocito. Un camino lleno de pinos silvestres y matorrales como el boj, arizón o aliaga.