Aunque popular por su fiesta de La Tomatina, Buñol es un municipio con un bagaje histórico de más de 50.000 años.

Conocida como la “Suiza Valenciana” por la cantidad de zonas verdes que tiene, en él además podemos encontrar yacimientos de la Prehistoria, Edad del Bronce, época Ibérica y Romana.

  • Castillo de Buñol: sobre dos macizos rocosos donde anteriormente hubo un asentamiento islámico se sitúa esta fortaleza cristiana del siglo XII con trazado irregular en pleno centro del municipio. En ella encontramos el Museo Arqueológico situado en lo que en su día fue la Iglesia del Salvador y donde se encontraba el panteón de los Condes de Buñol.
  • Barrio medieval: formado por una agrupación de casas dispersas de forma laberíntica por toda la ladera que da acceso al Castillo. Callejones sin salida, plazas y calles estrechas que dan la sensación de ser los pilares que sostienen la fortaleza.
  • Ermita de San Luis: de estilo neogótico es un pequeño templo situado en un bonito paraje. Fue diseñado por el pintor valenciano José Brel. En la parte de fuera en la pared rocosa hay una fuente con cuatro caños de agua.
  • Parques: El Planell  es el más importante por su mayor extensión con muchas zonas verdes y hasta un lago. Otros como La Violeta, Urios, Borrunes… los podemos encontrar por todo el casco urbano. Gracias a su rico patrimonio ambiental y natural a Buñol se le conoce como la “Suiza Valenciana”.
  • Cueva de Turche: junto al río Juanes entre los municipios de Buñol y Yátova se encuentra este idílico paisaje que cuenta con un lago enmarcado en un anfiteatro de roca y una cascada de la que en determinadas épocas del año mana agua desde unos 60 metros de altura.
  • El Fresnal: otro lugar donde disfrutar en plena naturaleza donde en su día abundaba la vegetación mediterránea de interior. El nombre le viene dado por tratarse de una zona con un microclima húmedo donde predominan bosques de fresnos de flor y muchos arbustos.
  • Iglesia de San Pedro: en la plaza de la República se encuentra esta iglesia de estilo neoclásico con un campanario de unos 33 metros de altura cuya torrecilla está coronada por una veleta con la figura de San Pedro. Cuenta con joyas de grandes escultores valencianos de la época.
  • Puente del Roquillo: a unos 500m del casco urbano se ubica este puente ferroviario que fue uno de los primeros que se construyeron en España. Merece un reconocimiento como obra de ingeniería.

En cuanto a su gastronomía no dejes de probar su platos típicos: “mojete”, “arroz con bledas”, “olla podrida” o el “sangregordo”. Los nombres no os sonarán muy apetecibles pero sus sabores ¡os encantarán!

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