Proteger la piel de los rayos UV es muy importante

Cuando llega el verano siempre nos asalta la misma duda sobre el protector solar que de debemos usar para conseguir ese estupendo moreno que nos da un aspecto más saludable.

No todos tenemos la misma cantidad de melanina en la piel  y los rayos solares no nos afectan de la misma manera. Hay quienes se ponen morenos con sólo salir de casa, otros que para coger un poco de color tardan un mes, otros que siempre se queman… ¡para gustos, colores!

La piel es un órgano y tiene memoria. Acumula parte de las dosis de sol que vamos tomando durante toda la vida, por eso, para no poner en peligro nuestra salud y evitar dañarla, debemos conocer cuál es nuestro fototipo cutáneo.

Existen 6 tipologías, que coloquialmente podemos dividir en: sensibles, muy claras, claras, bronceadas, morenas y oscuras. Una vez identificada la nuestra toca adquirir el protector que realmente cumplirá su función de salvaguardarnos frente a los daños de los rayos UV.

En cuanto a los factores de protección (FPS)  de las cremas se distinguen: baja (entre 6/10 SPF), media (entre 15/25 SPF), alta (entre 30/50 SPF) y muy alta (+50 SPF). Siempre que tengamos duda sobre cual elegir debemos optar por el de protección más alta. Puede que tardemos más en broncearnos pero lo haremos de manera uniforme y segura.

Para los niños hay que usar cremas con el mayor FPS y filtros minerales; tardan más en absorber pero dan menos alergias y son las más efectivas.

Tener una piel más morena no implica que esta sea más resistente a los efectos de los rayos solares. Puede que por cuestiones genéticas sean más sensibles a la radiación que otras más claras y necesiten un mayor factor de protección ¡No te confíes!

Una vez conocemos nuestro fototipo y los FPS existentes, hay que ver el uso que le vamos a dar a la crema. Si vas a la playa o piscina debe ser resistente al agua, si practicas deporte o vas a la montaña resistente al sudor, el viento… Es importante que tanto unas como otras sean fotoestables para que no pierdan sus propiedades con el paso del tiempo.

Por último, añadir que el protector solar debe aplicarse al menos 30 minutos antes de la exposición al sol, repetir esto como mínimo cada 2-3 horas y siempre que salgamos de darnos un baño en el mar o piscina. A las orejas, labios, cuello y plantas de los pies también les dan los rayos UV así que ¡no os olvidéis de ponerles cremita!

El sol es la mayor fuente de vitamina D que existe por lo que debemos consumirlo de forma consecuente y responsable para sacarle el mayor partido y beneficiarnos de todo lo bueno que nos aporta.

¡Si vas a la playa este verano, que no se te olvide incluirlo en tu equipaje!