Seguro que en más de una ocasión te has cruzado con un grupo de turistas y has pensado: “estos, seguro que son españoles”.

Aunque compartimos muchas costumbres con otras nacionalidades, los turistas españoles tenemos una serie de comportamientos que nos delatan sobre todo en el extranjero.

Idioma y forma de expresarnos:

Siempre que tengamos ocasión intentaremos usar el español para comunicarnos. No hay nada como encontrarse con un compatriota en un restaurante o museo para entablar una charla en nuestro idioma.

En cuanto a la forma de expresarnos y gesticular tendemos a hablar bastante alto o hacer aspavientos porque pensamos que nos van a entender mejor.

Medio de transporte:

En el autobús, es frecuente encontrar a alguien viendo una película en su tablet sin conectar los auriculares, algo bastante molesto para los pasajeros que intentan dormir o viajar en silencio.

En el avión, aprovechamos hasta el último momento para whatsappear y no activamos el modo avión del teléfono. En cuanto al equipaje de mano, llevamos más de lo que nos está permitido y al final acabamos sentados encima de la maleta o con capas de ropa puestas para poder cerrarla.

En el tren, más de uno intentará colarse sobre todo si son recorridos de corta o media distancia. Si el revisor nos pide el billete solemos poner mil excusas para no tener que pagar la multa.

Horarios:

Que los españoles llevamos nuestros propios horarios está más que claro. ¿Por qué vamos a comer a las 12 si estando de vacaciones puede que aún ni hayamos desayunado?

Viajando por España no tendremos tanto problema para que nos den un buen plato de comida a casi cualquier hora, pero si vamos al extranjero y queremos cenar a las once de la noche puede que nos vayamos a la cama con el estómago vacío!

Visitas culturales:

El turista español tiende a poner la puntilla a todo. Es una práctica habitual hacer comparaciones con monumentos que haya en nuestra ciudad o en el país, en el caso de viajar fuera de España.

Además somos bastante reticentes a pagar por entrar a un museo, catedral o galería de arte. Si no es gratis ni nos lo planteamos y nos conformamos pensando que no merece tanto la pena.

Todo incluido:

Cuando viajamos en régimen de todo incluido, a la hora de las comidas nos hartamos hasta que no podemos más, pedimos bebidas aunque no tengamos sed, nos llevamos jabones, cepillos de dientes y hasta toallas del hotel porque “es gratis”.

En cuanto al tema de las propinas tampoco somos nada espléndidos. En España las solemos dar únicamente cuando hemos recibido una atención excelente y la comida estaba realmente rica.

En otros países son obligatorias y a los turistas españoles nos reconocen al momento porque nos olvidamos de darlas.

Es cierto que el turista español está cambiando pero aún nos quedan muchas costumbres muy ‘made in spain’ que nos evidencian.

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